sábado

DE DOLORES A PROVIDENCIA

Un verso, una estación. Superarlo

es lo que se necesita. Del andén,

desde el mundo alado al subterráneo

las paredes se alargan, en los prados

grises en que nada, es solo una ruta

triste que va rápido hacia el campo

de estrellas en forma de tubo que hubo en él,

rotas y llenas de encanto, sellando

que las cosas terminan, no vas en el metro,

son luces, son llantos, solo eres un túnel

que estira el lamento y que grita

porque lo miran y miran,

durante sueños de tonta especulación;

porque ellos se fueron lejos…

En calles que son diluvios, hojas

caían cuando gritaban, todas

las alarmas gritaban… Nueve minutos.


El grito frente a mi asombro

tomaba sensación,

quebraba prontamente

la ilusión, gritaba su desconsuelo inerte,

impotente esencia de destrucción.


Ríe la gente decente.




Angustia cansancio sobre verdades:


en la torre no había ningún túnel

3 comentarios:

Unknown dijo...

Puta que la llevai con este poema weón... ta más bueno que la chucha. Un clásico, por lo demás.

Martín Camacho dijo...

que capo!
vos sabes cuanto se quiere este poema,
se echaba de menos del dolor a la providencia

un símbolo weón
un emblema.

Amén.

Camilo dijo...

Un abrazo, hermano