Leímos a William Blake
y nos metimos entre pasajes para observar
la miseria de la ciudad bajo los faros quemados
Leímos de ahí a Teillier
y nos sentamos y
conversamos y
nos curamos sobre la mesa
tomando absenta como supimos
que lo hizo Hemingway (con champaña)
e hicimos poemas juntos
borrachos
que revisamos al otro día
en las mañanas de caña
risas y matacolas
Leímos a Kerouac
y entramos al bar de la esquina
agarrándonos a cornetes con los ruidosos
e hicimos dedo por la autopista helada
soñando proezas mágicas
reales durante el brindis
para volver a nuestros hogares
sucios y derrotados
con más poemas que poesía
Fuimos al baño y
nos recagamos de risa con Nicanor
Pero a Neruda no lo leímos
y a la Gabriela Mistral tampoco
Pero inventamos tantas canciones en la ebriedad
que compensamos
viviendo versos en la vereda
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